martes, 22 de abril de 2008

Políticas sociales y gasto social.

Recientemente José Saramago, premio Nóbel de Literatura y militante del Partido Comunista Portugués manifestó, durante la última jornada del ciclo “Lecciones y Maestros”, que “la izquierda había dejado de ser izquierda”, que “ya no hay gobiernos socialistas, aunque se llamen así los partidos que están en el poder” y que “es hora de aullar, porque si nos dejamos llevar por los poderes que nos gobiernan, y no hacemos nada por contrarrestarlos, se puede decir que nos merecemos lo que tenemos”, precisando a renglón seguido que, con sus palabras, no se refería al estado español, donde el gobierno socialista “compensa la política neoliberal, de la que no puede escapar, con importantes leyes de tipo social”.

Participando de las primeras afirmaciones sobre la izquierda y los actuales gobiernos socialistas o socialdemócratas europeos, no lo estoy, de ninguna manera de acuerdo, en relación a su reflexión sobre el estado español y la supuesta compensación de sus políticas neoliberales con sus políticas en el orden social.

Yo también quisiera creer que el actual gobierno del PSOE pretende impulsar proyectos sociales de izquierdas y defender así a las más clases más desfavorecidas de la ciudadanía, pero el problema es que para ello no basta con palabras, para ello es imprescindible realizar otro tipo de políticas económicas, ya que, los proyectos sociales de izquierdas que carecen de presupuesto económico, mientras los principales grupos económicos cada vez obtienen más beneficios, pierden su valor real y su alcance práctico; un gobierno progresista que hace políticas económicas neoliberales termina haciendo políticas sociales neoliberales.

Si no, repasemos algunos datos.

Entre los años 1999 y 2006 las empresas del conjunto del estado español han visto aumentar su beneficio neto en un 73 %, más del doble que la media de la Unión Europea de los 15, un 33,2 % o de la zona euro, un 36,6 % y sin embargo los costes laborales han aumentado, en ese mismo periodo, un 3,7% frente al 18,2 % de la UE.

En el estado español el número de trabajadores con sueldos inferiores al 60% del salario medio, ha pasado de 1,3 millones en 1994 a dos millones en 2004, dos de cada tres jóvenes trabajadores tienen un contrato precario, el doble que la media OCDE. Por otra parte el 20% de la población más rica ganó, durante el año 2.005, 5,4 veces más que el 20% de la población más pobre, una diferencia que aumentó con respecto al 2002, la diferencia era de 5,1 veces más.

Algunos datos más, el estado español es el único de los treinta que forman parte de la OCDE en donde los salarios han perdido poder adquisitivo de 1995 a 2005, un 4 %. En la zona euro los sueldos subieron un 0,8% de media en el año 2006, mientras que en el estado español lo hicieron sólo un 0,5%.

Y qué ocurre con el gasto social (educación, sanidad, pensiones, familia, etc, etc) en el estado español ?, es decir, qué porcentaje del Producto Interior Bruto (PIB) dedica el estado a gasto social ?; pues bien según los últimos datos del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, el porcentaje de los gastos sociales sobre el PIB en el año 2005 fue del 19,56 %, más bajo que el del año 2004 que fue del 20,06 %, más bajo que el del año 2003 que fue del 19,94 % y mas bajo que el del año 2002 que fue del 19,77 %, año en el que ya estábamos 7,8 puntos del PIB por debajo de la media de la Unión Europea y solo 1,5 puntos más del PIB que dedicó el estado español en el año 1.980.

En definitiva, mientras por un lado, los beneficios empresariales siguen subiendo sin parar, un 73 %, los costes laborales son 5 veces menos que en la UE; el poder adquisitivo de los salarios en el estado español ha bajado un 4%, la precariedad laboral se ha incrementado y nos situándonos a 13.974 € del salario medio de la UE-15, por otro lado, el gasto social en el estado español se situó en 7,8 puntos por debajo de la media europea en el año 2.002 y desde entonces el estado sigue reduciendo el porcentaje del gasto social sobre el PIB…. y todavía no hemos hablado del precio de la vivienda, de los intereses bancarios, factura del teléfono, de la luz, del gas …..

Es imprescindible cambiar la actual política económica neoliberal del gobierno del PSOE si realmente queremos que se produzca una convergencia con Europa, una convergencia social efectiva con Europa, un convergencia en salarios, en servicios públicos, en prestaciones sociales, es decir, en todo lo que significa “estado del bienestar” y pese a lo que dijo Miguel Sanz en su último debate de investidura, la izquierda en Navarra si tiene alternativas económicas reales y no solo promesas utópicas imposibles de cumplir, lo que no dice Miguel Sanz es que mientras sus alternativas benefician a los que más tienen, las nuestras benefician a los que menos tienen, recortando desigualdades e injusticias, veamos algunas.

En primer lugar, son necesarios más impuestos con una mayor justicia fiscal, es decir, hay que recaudar más sobre los que más ganan y tienen, combatiendo el fraude y los paraísos fiscales.

En segundo lugar, es preciso aumentar el presupuesto económico de las instituciones que nos gobiernan, para recortar la actual diferencia en materia de protección social con la Unión Europea, es decir, renunciar al superávit presupuestario.

En tercer lugar, hay que garantizar a la ciudadanía más desfavorecida un estado de bienestar mediante el refuerzo de la calidad y el abaratamiento o gratuidad de los servicios públicos básicos tales como la educación, sanidad, transporte, dependencia, etc, etc, renunciando a la privatización y pérdida de calidad de los mismos.

Si el actual gobierno del PSOE quiere hacer políticas de izquierda y trabajar por una sociedad más justa y solidaria tiene que cambiar su actual política económica, absolutamente continuista de la del PP, ya que, como ya he dicho antes para realizar políticas económicas de izquierdas no basta con palabras, para ello es imprescindible realizar otro tipo de políticas económicas, ya que, los proyectos sociales de izquierdas que carecen de presupuesto económico pierden su valor real y su alcance práctico y mientras tanto los principales grupos económicos, multinacionales y entidades financieras cada vez obtienen más beneficios.