Dentro de poco cumpliré 50 años, 50 años llenos de luchas, de utopías, de conquistas políticas y sociales, 50 años con momentos de desaciertos, de enorme cansancio, de autocrítica, con momentos de tristeza, de amargura por las injusticias padecidas, con muchos momentos de persecución política y discriminación personal; pero sin duda también 50 años con muchos momentos de orgullo, de placeres personales, de emociones y alegrías, de pequeñas victorias y objetivos conseguidos.
Desde siempre recuerdo mi propia identidad de vasco por ser navarro, de formar parte de un pueblo diferenciado, de un pueblo dividido, especialmente perseguido y agredido tras la victoria de los que se levantaron contra la república, de un pueblo con raíces históricas, diverso pero con personalidad propia, con sus propias creencias y peculiaridades, con una lengua y cultura que nos llena de orgullo y que nos dota de una personalidad singular y diferente.
Nunca he necesitado poner más adjetivos a mis sentimientos y a mi identidad; desde una posición nítidamente de izquierdas, siempre he creído, defendido y trabajado por el derecho a que cada pueblo decida libremente su propio destino, siempre he defendido el derecho a la libre determinación de los diferentes territorios que hoy componen Euskalherria y su derecho a volver a ser un pueblo unido e independiente, si así lo decide su ciudadanía, ya que tarde o temprano, estoy convencido de que ninguna nación que se considere libre, es decir, que esté compuesta por hombres y mujeres libres, puede imponer permanentemente su identidad a otro pueblo, a otra nación, también libre.
Pero además desde Navarra, el derecho a la libre determinación, es decir, a decidir nuestro propio futuro tiene un plus de legitimidad histórica, ya que, los navarros y navarras además somos titulares de derechos de origen anterior al actual ordenamiento jurídico, que nos otorgan capacidad de pacto y por tanto necesariamente capacidad de decidir.
Dicho lo anterior, sin resentimiento y respetando otras posiciones políticas y sentimientos tan legítimos como la míos, que pese a no compartir defenderé radicalmente su derecho de expresión y actividad política; quiero manifestar mi malestar por el insulto intelectual y falta de rigor dialéctico que muchos políticos, que se dicen socialistas, utilizan del término nacionalista como arma arrojadiza, como insulto, como sinónimo de insolidario, de obsoleto, de chovinista, de conservador y cómo no ?, tarde o temprano, como propensos al enfrentamiento y a la violencia.
Pueden ustedes definirme, sin ningún problema como nacionalista, aunque yo preferiría que me llamaran de abertzale, por considerarme socialista e independentista vasco al mismo tiempo.
Socialista, no socialdemócrata o socio-liberal, porque a diferencia de otros mi objetivo político no es la reforma del capitalismo; por socialismo entiendo la aspiración a superar el actual sistema capitalista, corrupto y depredador, por otro sistema más democrático, más justo y más solidario, donde no exista la pobreza y el hambre, donde todo ser humano pueda acceder a una educación y sanidad digna y eficaz, donde el respeto a los derechos humanos y al medio ambiente sea garantiza del futuro de nuestros hijos e hijas; un objetivo político al que aspiro desde que tengo uso de razón, desde posiciones democráticas y firmes, desde las instituciones, pero también desde la protesta y hasta la desobediencia civil.
Independentista vasco si, de un pueblo con las puertas abiertas y libre de fronteras, porque sepan ustedes que sintiéndome ciudadano del mundo y perteneciente al continente europeo, considero que mis raíces identitarias, es decir, mis raíces históricas, políticas, sociales, culturales y lingüísticas pertenecen a las del pueblo vasco, y esto es una decisión individual, es un sentimiento propio e intransferible y haya donde voy me siento e identifico como vasco, ya sea en Madrid, en Francia, en Marruecos o en Brasil.
Pero pese a lo dicho, ustedes, pueden seguir llamándome nacionalista, no me voy a ofender, porque para mí y me imagino, para muchos otros miembros de los partidos políticos e independientes que hemos apostado por Nafarroa Bai como el mejor proyecto para desde la izquierda y el progreso posibilitar el cambio en Navarra tras 20 años de gobierno de la derecha de UPN-PP, la nacionalidad la entendemos como un derecho personal que no tiene nada que ver con la izquierda o derecha; es radicalmente falso que el nacionalismo sea intrínsicamente de derechas, hay nacionalismos democráticos y nacionalismos no democráticos, hay nacionalismos imperialistas y anti imperialistas y también lógicamente hay nacionalismos de derechas y nacionalismos de izquierdas.
En cualquier caso reconozcan ustedes de antemano, por rigor y dignidad política, el valor de tantos y tantos nacionalistas que junto a comunistas, anarquistas y socialistas defendieron con su vida los valores de la república, a los que día a día lucharon contra la dictadura y el franquismo por las libertades y la democracia, los que sufrieron tortura y cárcel por practicar y reivindicar una cultura y lengua diferente, reconozcan sin vergüenza la legitimidad del nacionalismo democrático con el que tantas veces ustedes compartieron persecución y cómo no recordárselo ? …. también gobiernos.
En 50 años jamás me he sentido anti español y siempre respetaré su propio sentimiento de identidad nacionalista, pero ustedes que se definen como socialistas sean valientes, realmente progresistas y democráticos, no solo en los discursos y en las campañas mediáticas y cuando realicen promesas no traicionen la voluntad de un pueblo, no traicionen las ilusiones de cambio de una amplía mayoría social por intereses personales o estrategias partidistas.
Personalmente sigo apostando en Navarra por un gobierno de izquierdas y progreso que reconstruya la convivencia, que respete la pluralidad de nuestra ciudadanía, que traiga regeneración, aire nuevo e ilusiones, un gobierno que trabaje desde la solidaridad por y para la mayoría contra las desigualdades e injusticias, en el que la prioridad sea el bienestar global y no el enriquecimiento obsesivo e ilimitado de unos pocos que está poniendo en peligro la dignidad y supervivencia del ser humano. Lo demás excusas y mentiras,
Desde siempre recuerdo mi propia identidad de vasco por ser navarro, de formar parte de un pueblo diferenciado, de un pueblo dividido, especialmente perseguido y agredido tras la victoria de los que se levantaron contra la república, de un pueblo con raíces históricas, diverso pero con personalidad propia, con sus propias creencias y peculiaridades, con una lengua y cultura que nos llena de orgullo y que nos dota de una personalidad singular y diferente.
Nunca he necesitado poner más adjetivos a mis sentimientos y a mi identidad; desde una posición nítidamente de izquierdas, siempre he creído, defendido y trabajado por el derecho a que cada pueblo decida libremente su propio destino, siempre he defendido el derecho a la libre determinación de los diferentes territorios que hoy componen Euskalherria y su derecho a volver a ser un pueblo unido e independiente, si así lo decide su ciudadanía, ya que tarde o temprano, estoy convencido de que ninguna nación que se considere libre, es decir, que esté compuesta por hombres y mujeres libres, puede imponer permanentemente su identidad a otro pueblo, a otra nación, también libre.
Pero además desde Navarra, el derecho a la libre determinación, es decir, a decidir nuestro propio futuro tiene un plus de legitimidad histórica, ya que, los navarros y navarras además somos titulares de derechos de origen anterior al actual ordenamiento jurídico, que nos otorgan capacidad de pacto y por tanto necesariamente capacidad de decidir.
Dicho lo anterior, sin resentimiento y respetando otras posiciones políticas y sentimientos tan legítimos como la míos, que pese a no compartir defenderé radicalmente su derecho de expresión y actividad política; quiero manifestar mi malestar por el insulto intelectual y falta de rigor dialéctico que muchos políticos, que se dicen socialistas, utilizan del término nacionalista como arma arrojadiza, como insulto, como sinónimo de insolidario, de obsoleto, de chovinista, de conservador y cómo no ?, tarde o temprano, como propensos al enfrentamiento y a la violencia.
Pueden ustedes definirme, sin ningún problema como nacionalista, aunque yo preferiría que me llamaran de abertzale, por considerarme socialista e independentista vasco al mismo tiempo.
Socialista, no socialdemócrata o socio-liberal, porque a diferencia de otros mi objetivo político no es la reforma del capitalismo; por socialismo entiendo la aspiración a superar el actual sistema capitalista, corrupto y depredador, por otro sistema más democrático, más justo y más solidario, donde no exista la pobreza y el hambre, donde todo ser humano pueda acceder a una educación y sanidad digna y eficaz, donde el respeto a los derechos humanos y al medio ambiente sea garantiza del futuro de nuestros hijos e hijas; un objetivo político al que aspiro desde que tengo uso de razón, desde posiciones democráticas y firmes, desde las instituciones, pero también desde la protesta y hasta la desobediencia civil.
Independentista vasco si, de un pueblo con las puertas abiertas y libre de fronteras, porque sepan ustedes que sintiéndome ciudadano del mundo y perteneciente al continente europeo, considero que mis raíces identitarias, es decir, mis raíces históricas, políticas, sociales, culturales y lingüísticas pertenecen a las del pueblo vasco, y esto es una decisión individual, es un sentimiento propio e intransferible y haya donde voy me siento e identifico como vasco, ya sea en Madrid, en Francia, en Marruecos o en Brasil.
Pero pese a lo dicho, ustedes, pueden seguir llamándome nacionalista, no me voy a ofender, porque para mí y me imagino, para muchos otros miembros de los partidos políticos e independientes que hemos apostado por Nafarroa Bai como el mejor proyecto para desde la izquierda y el progreso posibilitar el cambio en Navarra tras 20 años de gobierno de la derecha de UPN-PP, la nacionalidad la entendemos como un derecho personal que no tiene nada que ver con la izquierda o derecha; es radicalmente falso que el nacionalismo sea intrínsicamente de derechas, hay nacionalismos democráticos y nacionalismos no democráticos, hay nacionalismos imperialistas y anti imperialistas y también lógicamente hay nacionalismos de derechas y nacionalismos de izquierdas.
En cualquier caso reconozcan ustedes de antemano, por rigor y dignidad política, el valor de tantos y tantos nacionalistas que junto a comunistas, anarquistas y socialistas defendieron con su vida los valores de la república, a los que día a día lucharon contra la dictadura y el franquismo por las libertades y la democracia, los que sufrieron tortura y cárcel por practicar y reivindicar una cultura y lengua diferente, reconozcan sin vergüenza la legitimidad del nacionalismo democrático con el que tantas veces ustedes compartieron persecución y cómo no recordárselo ? …. también gobiernos.
En 50 años jamás me he sentido anti español y siempre respetaré su propio sentimiento de identidad nacionalista, pero ustedes que se definen como socialistas sean valientes, realmente progresistas y democráticos, no solo en los discursos y en las campañas mediáticas y cuando realicen promesas no traicionen la voluntad de un pueblo, no traicionen las ilusiones de cambio de una amplía mayoría social por intereses personales o estrategias partidistas.
Personalmente sigo apostando en Navarra por un gobierno de izquierdas y progreso que reconstruya la convivencia, que respete la pluralidad de nuestra ciudadanía, que traiga regeneración, aire nuevo e ilusiones, un gobierno que trabaje desde la solidaridad por y para la mayoría contra las desigualdades e injusticias, en el que la prioridad sea el bienestar global y no el enriquecimiento obsesivo e ilimitado de unos pocos que está poniendo en peligro la dignidad y supervivencia del ser humano. Lo demás excusas y mentiras,