En estos últimos meses, en los partidos y en los diferentes grupos de independientes, muchos están siendo los debates sobre la necesidad de definir más nítidamente las bases, la acción y las formas sobre las que debe trabajar y hacer política Nafarroa Bai al objeto de cohesionar la propia coalición y posibilitar que la ilusión y expectativas que se crearon en gran parte de la sociedad más progresista y de izquierda de navarra, en mayo de 2.007, se transformen en un proyecto sólido, con capacidad de transformar la realidad y lograr avances cuantificables en las legítimas aspiraciones de progreso y cambio que mayoritariamente tiene la sociedad Navarra.
Para muchos, en mi opinión para gran parte de su base social y electoral, Nafarroa Bai representa, mayoritariamente, a la parte más sensible y solidaria de las sociedades civiles y pueblos de Europa que todavía aspiran y creen en otro tipo de sociedad, que creen que el actual modelo político y económico está agotado, que es necesario modificar, profundamente, las bases sobre la que se asienta una sociedad sustentada en la barbarie, cada día más embrutecida, competitiva, consumista, injusta y carente de valores, que por primera vez en sus miles y miles de años de existencia está siendo capaz de poner en riesgo su propia supervivencia y el futuro de las próximas generaciones.
Nafarroa Bai, por primera vez en décadas, ha posibilitado el trabajo unitario, transversal y transformador de miles y miles de navarros y navarras que aspiran a cambiar Navarra, que aspiramos a gestionar los intereses de la mayoría a favor de la mayoría, que aspiramos cada día a ser más libres y a gestionar mejor los intereses colectivos, menos condicionados por los poderes fácticos porque somos capaces de ser críticos y tener opinión propia, que apostamos por proyectos comunitarios y estamos dispuestos a que los beneficios e impuestos que deben pagar los que más tienen se inviertan, más y mejor, en beneficio de la propia sociedad.
Un cambio que aspira quitar a la derecha de UPN-PP la nefasta gestión de los intereses generales de un pueblo que en los últimos 20 años, sistemáticamente, han sido suplantados por los intereses de los más poderosos, de los que más tienen y cada día, obsesivamente, más quieren.
Un cambio incompatible con la violencia frente a la acción política, incompatible con la imposición frente al derecho a la identidad y a la capacidad de decidir, incompatible con la falta de crítica y autocrítica, con él sectarismo y con la incapacidad de construir, incompatible con el victimismo, con creerse poseedor de la única verdad y con el mal hacer.
Un cambio que el PSN-PSOE prometió y sistemáticamente incumplió como consecuencia de su incapacidad de transformar el actual modelo político y económico por otro más justo, democrático y equitativo, limitándose a ofrecer la cara más social y benefactora del capitalismo, cuando no, como en el caso de Navarra, a sustentar directamente el gobierno de la derecha más clasista y conservadora.
Un cambio que necesariamente pasa por mantener el proyecto de Nafarroa Bai, por mantener la unidad que nos prometieron generosamente sus dirigentes en vísperas electorales ante luces y taquígrafos, con sonrisas y abrazos, que presagiaba un trabajo unitario, intenso, responsable, proporcional a la confianza recibida y a las demandas sociales de más 80.000 ciudadanos y que al día de hoy conlleva, si cabe, una mayor responsabilidad política cuando, en plena crisis económica, el pacto UPN-PSN mira para otro lado y son incapaces que ofrecer alternativas profundas y efectivas para que la crisis no la paguen los de siempre.
Es hora que los dirigentes de Nafarroa Bai, especialmente los de los partidos e independientes, hagan un ejercicio de responsabilidad, se pongan a la altura del momento y de la oportunidad política que les ha tocado vivir y den prioridad en su trabajo a los intereses de la colectividad que representan y no caigan en los mismos errores y prácticas que ellos mismos critican en otros, que no se deslumbren con los flases y las bambalinas del poder, que dediquen más esfuerzo e intensidad al trabajo diario en favor de la comunidad, a gestionar y resolver los problemas reales de la sociedad, desde la firmeza pero sobre todo desde un trabajo serio, sensato, efectivo, con propuestas cercanas y evaluables.
Es hora que los dirigentes de Nafarroa Bai, con o sin etiquetas de partidos e independientes, demuestren que su apuesta por Nafarroa Bai, por los navarros y navarras es estratégica, auténtica, comprometida y no un movimiento táctico para mejorar la posición institucional de tal o cual partido, que su apuesta por Nafarroa Bai no es un mero trampolín para promociones individuales, con mucha palabrería y purpurina pero carente de contenidos.
Por todo ello creo, a título individual, que ha llegado la hora de definir más nítidamente las bases, acción y formas sobre las que debe trabajar y hacer política Nafarroa Bai, tanto externa como internamente, es hora de exigir a nuestros dirigentes que digan lo que quieren y hagan lo que dicen, es hora de recordarles que tienen que responder a los mandatos de la última asamblea, que sus cargos y responsabilidades personales e institucionales son delgadas, revocables y que sin acuerdos, sin mayorías sólidas y estables no será posible el cambio en Navarra que demanda la base social de Nafarroa Bai.